La intervención propone agrupar las distintas áreas en un único edificio, estructurado a partir de la definición del espacio público como un espacio “excavado” en el solar, arropado por el volumen esculpido por el gesto de generar dicho espacio y comunicarlo con los principales accesos. Entre ellos se ha contemplado, como posibilidad deseable pero no imprescindible, la comunicación directa del espacio deprimido con el Paseo de la Florida, situados a cotas similares.
El espacio público así generado se desarrolla en tres niveles, con el intermedio a cota de rasante sirviendo de articulación entre inferior, con el que comunica mediante una rampa, y el superior, al que se accede mediante una escalinata. Cada uno de ellos sirve de antesala a las distintas áreas, distribuidas en los distintos niveles que configuran el edificio, de modo que el nivel inferior alberga la biblioteca, el intermedio la escuela de música y el superior el acceso principal al salón de actos, distribuyéndose el resto de locales y dependencias (que hemos denominado “casa de cultura”) entre los tres niveles, con posibilidad de acceso desde cada uno de ellos.
El edificio ofrece un óptimo comportamiento desde punto de vista bioclimático, ya que su orientación, unido al escalonamiento del mismo y su enterramiento parcial, hacen de él un edificio que tendrá, por un lado, una gran inercia térmica gracias al terreno; y, por otro, garantizada la ventilación cruzada al disponer de fachadas con distintas orientaciones, multiplicadas por la disposición del espacio público en patio.
El cerramiento exterior se resuelve mediante un entramado portante de hormigón, conformado por una secuencia de delgados soportes al que se suman los frentes de los forjados, reducidos de sección, configurando una retícula portante. El revestimiento de los recuadros resultantes se resuelve mediante una piel cerámica ventilada, ciega sobre fabrica aislada, en unos casos, y formando celosía sobre el acristalamiento en otros.